Hablar del Shakespeare histórico lleva asociados varios nombres Ben Jonson, Christopher Marlowe,... y, por supuesto, The Globe. The Globe fue el teatro en donde se estrenaron las obras de Shakespeare, primero bajo el nombre de Lord Chamberlain's Men y después como The King's Men. Obras como El rey Lear, Ricardo III, Macbeth, Mucho ruido y pocas nueces, Hamlet u Otelo tuvieron su noche de estreno en este teatro.
Evidentemente, después de cuatro siglos y muchas cosas vividas, el actual Globe ya no es siquiera el mismo que aquél en que se estrenaban los textos de Shakespeare (primero fue consumido por un incendio, vuelto a construir, destruido por el puritanismo inglés del s. XVII y reconstruido, finalmente, en 1997 un poco más cerca del río que el emplazamiento original), pero en lo que sí es lo mismo es en el hecho teatral tal y como era en la época isabelina: actúan de tarde (o de noche pero con focos potentes para simular la luz diurna, no para enfocar a los actores) viendo perfectamente las caras de todo el público, sin aparatos artificiales como efectos, focos o sonidos pregrabados, con lluvia o sol, con el público de platea en pie durante toda la representación sin asientos donde sentarse, con vestuario isabelino como única referencia histórica, nada de decorados más que unas columnas, y todo al aire libre (con lo que molestan los pájaros, helicópteros o una sencilla llovizna). Puede parecer que no tiene tanta importancia, pero, para un actor o una actriz, una representación en estas condiciones puede transformarse en una auténtica pesadilla.
Pero, seguro que al final, todo merece la pena porque ya sólo estar allí, en medio del teatro, y mirar hacia el escenario, te transporta hacia otras historias, las de los dramas de Shakespeare leídos o vistos en otros lugares del mundo. Nos podemos imaginar fácilmente a Hamlet recitando su famoso soliloquio, o a Julieta subida a la parte alta (la divina) del escenario asomándose al "balcón" para ver a Romeo, o MacDuff matando a Macbeth en lucha encarnizada de espadas, a Richmond persiguiendo a Ricardo III mientras éste grita "¡Un caballo! ¡Mi reino por un caballo!". Evidentemente, ahora existen diferencias en cómo las representaban antes: los hombres no son los únicos que pueden actuar, se utiliza todo el teatro como escenario (mezclándose, así, los actores con el público), hacen sesiones nocturnas,... pero mantienen el espíritu de la época isabelina.
Fue una lástima que no pudiéramos asistir a ninguna representación pero, como parte de nuestro fin de semana en Londres, ésta era la primera parada inevitable. Nos ambientamos, aprendimos, nos sorprendimos de lo precioso que es el Globe, me emocioné de imaginar poder subir a ese escenario (por supuesto, no nos lo permitían) y nos preparamos para lo que vendría después: The Winter's Tale en el Old Vic y Waiting for Godot con Ian McKellen y Patrick Stewart encabezando el cartel.
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